jueves, 5 de noviembre de 2009

Nueva empresa


No lo comprendo. El personaje de la serie salió al jardín de su sideral casa para gritar Fuck You. Previamente había tenido una discusión telefónica con lo que a futuro se convertiría en su ex esposa. En dicha conversación ella le decía y le aseguraba que lo estaba engañando. El personaje principal de la serie reacciona gritando ese improperio que me suena sencillo y multiuso, suave, actuado, pasivo, antinatural, cheto, insulso, tonto, breve, mutilado, carente de tono, fácil, ligero, monocorde. Esas dos palabras anglosajonas despiertan en mí la citada lista de adjetivos no sólo en actores principales. Muchas veces, caminando nuestras calles oímos esa importada ofensa y sentimos: una gran decepción.
Otro efecto adverso ocurre en nuestra gesticulación para pronunciarlas. Cuando trabajamos la efe y la A en nuestra boca, las cejas suelen elevarse y los músculos del labio superior se tensan, para luego cerrarse cuando le llega la hora al final del agravio. Nuestro gesto finaliza con boca cerrada para pronunciar la U, dejándonos con un beso en la nada. Pasamos en un segundo de la admiración a la indulgencia, según fotocopia de nuestro rostro.
El citado insulto nunca se adecúa a la proporcionalidad del hecho. Siempre nos queda escueto, por lo menos para nosotros, los sanguíneos latinos de América. Por eso, cuando encuentren la ira o una tensión desmedida disponemos de un nutrido surtido de frases. Aseguramos contundencia hasta en lo que a simple vista parecería una rudimentaria construcción de la injuria. Los esperamos personalmente en nuestras oficinas para probar nuestros productos o vía web en: http://www.lareputaquelosremilpario.com.ar/


Hijos de Unregusanadísimo Tren de Garchas S.A.
Socio Gerente.

Muchas Gracias.


domingo, 1 de noviembre de 2009

Ladran Roger


El señor del Golden Retrievel pasó esta vez sin saludarnos; normalmente lo hace y se queda un buen rato contando historias de sus hijos que viven en Buenos Aires. Atrás dejamos a la señora del Doberman que suele toquetearme bruscamente, y me levanta sin que se lo pida y me hostiga pidiendo que le muestre los dientes. Ella gesticula y mueve sus manos. Explica. Todo el tiempo explica algo o se excusa o se mueve nerviosa. Sus dos hijas no están y no la ven seguido, como en el caso del señor del Golden Retrievel que no gesticula, es más tranquilo, y no se conocen. Eso ya lo sabemos. Digo que las hijas de la señora del Doberman no la frecuentan, y que nos lo cuenta cada vez que nos encontramos.
Más adelante veo los dos Yorkshire Terrier y me imagino lo que vendrá. El chico que los sostiene mantiene un color oscuro en su piel durante todo el año, luce su musculatura marcada y la exhibe sin ropas. Siempre se los ve en la vereda. Creo que siempre están en la vereda porque cuando pasamos los vemos. Siempre los vemos. Y él es el que le saca tema a Roger, mi dueño. A veces es al revés, pero ahora es él el que saca tema y entonces me suelta y yo corro de aquí para allá y sé que durante un rato largo estaré paseando por el boulevard. Luego subimos al piso once los cinco (no ocurre siempre). A veces me aburro y comienzo a morder los sillones porque sé que eso les molesta. Entonces me retan o me pegan. Pero son tan suaves conmigo.
En el camino de vuelta nos encontramos con el chico del Cocker Espaniel que le hace un gesto a Roger. Él hace como que no lo ve y seguimos, pero se ruboriza. De golpe gira y se dicen algo. Me ata a una bicicleta, creo que no se da cuenta que es una bicicleta. Los veo hablar. No sé qué hablan pero sé que se gustan. Meo la bici. Cuento veinte cambios de luz en el semáforo y vuelvo a mear la bicicleta. Comienzo a ladrar cuando los veo alejarse. Mojo los neumáticos de la bici, esta vez de nervios. Al rato, Roger regresa radiante.
- Te pensaste que me iba a olvidar de vos- dijo mientras me besaba. No le creí. De todos modos, nada puedo decirle.

foto original : Pilar Almagro Paz

perro: pancho