jueves, 31 de enero de 2013

Tomar distancia

Es acertado tomar distancia. Hay en nosotros una tendencia de apego a las ideas, a un conjunto de gente que sostiene ideas a cambio de pertenecer, o, simplemente a la interpretación que esta a nuestro alcance de lo que nos rodea. A veces  la necesidad de sentir el abrazo mágico que genera un grupo aliado nos confunde  sosteniendo ideales previamente conformados. Sin saberlo, sin darnos cuenta, las líneas que sostienen las ideas un día se cortan. Porque pasó algo, y claro, siempre pasan cosas para desestabilizar lo que uno cree.  En ese punto, es acertado tomar distancia de lo que uno piensa porque es probable que se vuelva al mismo sitio, pero distinto.


domingo, 20 de enero de 2013

O meu pé

Todos alguna vez seremos tallos de la planta de naranja lima (O meu pé de Laranja Lima). Ayer recordaba que de chico jugábamos al fútbol en un descampado; después vino la pelota del mundial, después unos arcos hechos con palos y más tarde las líneas que limitaban la cancha hechas con unas mangueras viejas. Llegamos a formar varios equipos de siete en un torneo interno que tenía como premio una zambullida a la pileta del equipo ganador. Terminábamos golpeados, por los mayores,  por los huecos del terreno, por las piedras, por los hormigueros, por los días que dejábamos atrás y no sabíamos. 
   Hoy tengo dos arcos profesionales, tengo la red que me regaló mi viejo y la cancha delimitada con pintura blanca, no quiero olvidarme del césped que es más verde y el terreno lisito, profesional. Pero una cosa sucede: ya no jugamos al fútbol (será que creció tanto mi naranja lima).

sábado, 19 de enero de 2013

Chaizo

Los productos de copetín no son lo que eran.  Quizás el hecho de compartir la mesa de picadas, a veces en la misma bandeja, los llevó a querer ser otro y caer en la dominación de  sabores colegas. La papa frita ahora quiere ser jamón mediterráneo, el palito quiere ser queso y la tostada quiere ser capresse. Chizito, resistí. Sos nuestra última esperanza.

lunes, 14 de enero de 2013

Un lugar para el Dios.


Al dios le rinden ofrendas. En su altar la gente deposita incapacidades,  odios,  manifestaciones de poder.  Pero el dios fabrica amor y aunque hoy está angustiado cada vuelta de su rueda se impregna de las desgracias de los otros (en la inercia intenta una nueva transformación); y no necesita publicidad, tampoco una revuelta en su nombre, que cada uno pelee desde su silla porque en nombre de dios, a veces, solemos comernos la milanesa de otro.